viernes, 27 de agosto de 2010

Robotica de Bolsillo

INGENIERÍA DOMÉSTICA

Hágase usted mismo su robot!

La era de los autómatas está a la vuelta de la esquina. Y no sólo porque los japoneses estén en ello. Lanzarse a la aventura de crear su propio androide está a su alcance. Algunos `aficionados´ ya lo han hecho. Todo es ponerse.

Lo que parecía un sueño se ha hecho realidad, sí, pero la novedad es que crear robots no es sólo cosa de universidades y grandes corporaciones. Hoy casi cualquiera puede crear su propio dispositivo en casa. Y eso mismo ha hecho, entre otros, Julio V. Montagut, experto en electrónica de Valencia que, en tres años, ha creado a Robby, capaz de buscar objetos y contrincantes, de caminar y levantarse. «Robby es el primer bípedo casero de España», se reafirma, orgulloso. Las piezas, que diseñó él mismo, las hizo construir en un taller en el que trabajaba; el resto de componentes son reciclados o comprados. El coste de estos dispositivos caseros oscila entre los 1.000 y los 3.500 euros. Eso sí: no es fácil encontrar las piezas ni saber qué se necesita en cada momento.

En ausencia de una formación específica, los concursos y encuentros internacionales de robótica dan pie a un intercambio de experiencias en el que todos aprenden de lo que hacen otros y hablan una jerga incomprensible para los profanos. Conversan sobre procesadores de nombres imposibles, sistemas de reconocimiento del entorno, inteligencia artificial... «Somos autodidactas. Hemos aprendido buscando por Internet, acudiendo a concursos o foros como el Campus Party», explican Daniel Álvarez y Alberto Calvo, que se conocieron en las aulas de la Universidad Autónoma de Madrid, donde estudiaron ingeniería informática, y que han creado el UxBOT, un coche capaz de conducirse solo sin salirse de la pista trazada con el que han obtenido buenos resultados en varios concursos como el que acaban de ganar en Oviedo. «En las competiciones descubres tus fallos y aprendes de los demás», explica Daniel. Y Álvaro añade: «Hay muchas cosas que te callas... Al menos hasta el final de la competición. Luego te lo cuentas todo: al fin y al cabo todos nos conocemos».

En la formación también son importantes los kits de iniciación en robótica –cuestan entre 300 y 500 euros–, como el SR1, entre otros, que, según sus fabricantes, no requiere conocimientos previos; al contrario, ayuda a aprender el proceso de creación de un robot, desde el montaje hasta la programación.

Para el aficionado resultan también vitales los clubes de robótica: hay cientos en el mundo y suelen estar ligados a universidades. La Escuela de Ingenierías Industriales de Valladolid tiene, por ejemplo, su propio club de robótica, AMUVA, con más de cien miembros, lo que da una idea del aficionado `tipo´: estudiante de entre 20 y 25 años, de áreas relacionadas con la tecnología. En todos estos clubes se vive un pequeño anticipo del futuro. Imperfecto aún, pero que avanza a marchas forzadas.

Y es que también en España ha nacido ya un robot capaz de aprender incluso de nosotros: AISoy 1, de la empresa catalana AISoy Robotics, es un pequeño artilugio de 23 centímetros de altura, con aspecto infantil, sistema operativo Linux, que reconoce, de base, 3.000 palabras y amplía su vocabulario al interactuar con las personas. AISoy 1, además, expresa el hambre, la alegría, la tristeza o el agradecimiento. Diego García, cofundador de la compañía, explica que su invento «tiene unos valores que van desde los más básicos hasta los más elevados y unas reglas de convivencia, como las personas. Nuestra actitud le afecta: se genera una respuesta emocional, toma decisiones y tiene en cuenta las consecuencias de sus propias acciones». ¿Piensa? No. Pero gracias a un software que le permite interactuar con el entorno hace algo muy parecido. Gracias a su memoria, recicla los eventos de su entorno. «Si tiene `hambre´ y tú lo pones a cargar, reconoce lo que has hecho y se mostrará agradecido. Y después de un año seguirá acordándose. Pero si no lo haces, se sentirá frustrado.» La novedad es que AISoy 1 se ha puesto a la venta este mismo agosto. «Es sólo una avanzadilla –agrega Diego–, el primer robot de una nueva especie.»

El objetivo, claro, es crear dispositivos cada vez más complejos con aplicación directa en nuestra vida y, ahí sí, los aficionados tienen muy buenos espejos en los que mirarse para aprender: las universidades. Rubi, por ejemplo, es un robot desarrollado en el Machine Perception Laboratory (algo así como el Laboratorio de Percepción de las Máquinas) de la Universidad de California, en San Diego. Como el AISoy 1, también `aprende´ de nosotros: memoriza nuevo vocabulario, reconoce nuestros rostros, nuestros estados de ánimo, interpreta el tono de voz, los gestos de la cara y hasta da clases a los más pequeños.

Sabe `leer´ si un niño presta o no atención, si le interesa la lección o piensa en las musarañas. Y, según lo que ve, actúa de un modo u otro. Sus ojos son una pequeña cámara, y su cerebro, un software elaborado a partir de una base de datos con más de 70.000 rostros en diferentes posiciones y estados de ánimo. Rubi tiene aún muchas limitaciones, pero ya se ha utilizado con pequeños autistas o menores de diez años, y sus creadores trabajan para mejorarlo.

Todos los amantes de la robótica contribuyen así a la ingeniería de un mundo no tan lejano y para el que la tecnología es cada vez menos un gran impedimento. «Para muchas de estas cosas, la tecnología está ya lista», dice el californiano Bob Allen, miembro del Homebrew Robotics Club, investigador en la Universidad Carnegie Mellon (Pittsburgh, EE.UU.) y cofundador de la empresa OLogic, que cree que en 50 años podrán existir ya humanoides bípedos, que caminarán y nos ayudarán a cocinar, planchar, fregar, cortar el césped… «Gracias a ellos, podremos dedicar nuestro tiempo libre a leer, estar con la familia o disfrutar de la vida», explica este experto, que trabaja en el desarrollo de pequeños `seres´ capaces de apagar incluso incendios. «La tecnología, insisto, ya está lista. Hay que trabajar y desarrollar. En las próximas décadas podría cambiar mucho nuestra vida.

No es nada de otro mundo, el que con la abundante informacion referida a la robotica, sea posible crearte tu propio robot en la cochera. Los amantes de la robotica como mi persona, no deben darse ningun limite, no hay limite en la imaginacion y eso es lo que cuenta ^^.

Rejun

No hay comentarios:

Publicar un comentario